domingo, 19 de julio de 2009

Sobre sujetadores, tallas y copas



La firma de lencería española GEMMA sacó a finales de los años noventa un nuevo tipo de sujetador, los que serían llamados “reductores” posteriormente en una colección lanzada como “Gemma perfect”. Dichos “reductores” causaron furor entre las chicas acomplejadas con pechos grandes (quien escribe por ejemplo). Pronto DIM los imitó, yo me compré de estos y me arrepentí un poco la verdad.
Por aquellos años no estaba de moda, ni de lejos, los “push up”, que aumentan y levantan el pecho.

Cuestión de copas.

A mí los que más se me adaptaban eran los de GEMMA. Normalmente me compraba la 95 C pero lo cierto es que a veces se me caía la tira (eso me pasaba siempre) y cuando adelgacé lo noté mucho más, claro. Empecé a gastar 90 C y ocurría que como tuviera que correr un poco a la parada del autobús o correr porque el semáforo empezaba a parpadear el pecho más grande, (siempre una mujer tiene un pecho más grande que el otro) ¡sorpresa! pegaba un salto del sujetador y tocaba, discretamente, volvérselo a colocar dentro, una situación francamente incómoda.
Como ahora hay muchos implantes empezó a hablarse de las copas de sujetadores, que no es lo mismo que la talla del sujetador. La talla la determina el ancho de espalda y la masa corporal, la copa es la “teta” propiamente dicha y es inalterable una vez que el cuerpo se ha desarrollado completamente; es una cuestión genética.
Empecé a preguntarme si estaría usando la copa adecuada, era una C, era bastante para una española (menos de un 20% la utiliza) lo más normal es la A y la B. Pero claro, si Scarlet Johansson y Laetitia Casta llevan la “D” yo debería llevar la “C”, un poco menos que ellas pero lo cierto es que entre el desnudo de Laetitia y el mío no veía mucha diferencia, salvo la cintura, claro (yo no tengo esa curva ¡que más quisiera yo!).
Me fui directamente a la sección de GEMMA de los grandes almacenes. Llevaba puesto mi viejo GEMMA reductor con una camiseta ajustada con escote pero discreto. Vi mi modelo de toda la vida el 16311 Argile (es el de la imagen pero el Argile es el color “carne”) le dije que siempre había usado el 95C pero como había adelgazado buscada el 90C y antes de terminar me dijo la corsetera que me llevara la “D”. Efectivamente era la 90 D, la “D” es la copa que mejor me ajusta, me tapa todo el pecho y no se me cae la tira. O sea, tengo las tetas de una nórdica (copas “D” y “DD” son más habituales de Holanda para arriba).


Implantes de silicona en la playa

Es curioso que sólo cuando me pongo un “push up” con escote muchos se fija en mi; cuando era pequeña llevaba jerséis largos y anchos para disimular mi pecho, pero ahora no existo para los hombres.
He pasado un fin de semana en la playa con mi familia. He visto chicas de veinte años con copas “E”, sí, sí, copas “E” dos más que yo y ¡españolas!. Yo me pregunto qué quieren ser esas chicas en el futuro. Yo ahora estoy trabajando y lo primero que hice cuando me pagaron fue correr a comprarme un manual de finanzas corporativas (el libro de Principios de Finanzas Corporativas de McGrawhill que cuesta más de 65 euros) y otro de Análisis de Balances para aplicaciones en Excel. Mi madre se enfadó porque yo necesitaba antes sujetadores y ropa (ella también tiene los mismo problemitas con los sujetadores que yo). Sí, ya, pero a mí me han contratado por mis conocimientos, los cuales necesito perfeccionar si quiero ascender.
Yo he leído que tras un divorcio muchas mujeres terminan en la clínica de cirugía estética (¿una terapia?); pero cuando veo a estas jóvenes con semejantes implantes pienso, estas chicas…¿qué quieren ser en el futuro?; modelo no, al menos no modelo normal (los diseñadores las quieren “secas”), ¿prostituta de lujo?¿escort?¿modelo de FMV?, felicidades, pero de eso no se puede vivir toda la vida.
A mí me dan pavor los médicos, tal vez porque conozco gente que ha tenido familiares que han palmado en el quirófano y otros que han estado a punto de irse al otro barrio. Con el dinero que se han gastado en la operación podrían haberse pagado una carrera en un centro de prestigio, un pequeño máster o sacarse un título de inglés, ya que los empresarios necesitan gente que sepa inglés y no la encuentran, en los buenos centros cuesta una pasta. La calidad de un implante no la sabrán hasta que hayan pasado unos años y pueden que tengan que quitárselos porque les han estafado y no lo sabrán hasta entonces. O puede que la espalda no soporte el peso del implante y tenga que quitárselos.
Yo llevaré una copa “D” pero también tengo mucho trasero y tengo los mismos centímetros de pecho que de cadera, así que mi 90 D se soporta bien porque la naturaleza me hizo bien; pero me parece una locura si una chica con 100 y 100 se pone de repente 10cm más está sobrecargando la columna de forma peligrosa y le pasará factura en la madurez (no hablemos de la vejez) y se los querrá quitar... puede que para entonces esté en el paro y no tenga ni dinero para comer ni para pagar la hipoteca